LA PANSPERMIA

Fumando y escribiendo....

Un espacio de: Alba Lenna Avila Sanchez. (Fundadora) (Manager) (Redactora)
Jose Luis Calva Cruz. (Fundador) (Redactor)
Paustorm Skywalker (Redactora)
Emily Aidee. (Redactora)

viernes, 9 de julio de 2010

Cuatro cuentos.

Una pequeña presentación.

Estos cuatro cuentos los escribí entre abril y julio, uno de ellos lo mande a un concurso del cual no tengo idea de que es lo que paso (3 Días), otros dos (las casas del pueblo), van de la mano, siguen la misma linea y el ultimo es casi específicamente para este blog (Las deudas), ojala y los disfruten. Gracias al apoyo de Alba Lenna por correcciones y consejos y a mi amigo Zaim el cual me dio un motivo para escribirlos.



3 DIAS José A. C.

Primer día.

Hoy es mi cumpleaños, Rosa me trajo una bufanda, dice que la compro por que le gusto mucho, a ella siempre le ha gustado comprar cosas que no sirven y que sabe que nunca me pongo, hace un año me regalo unas gafas, hasta la fecha solo una vez me las puse, es mala para regalar algo. Rosa dice que los cumpleaños son tristes, que al principio te son agradables pero conforme pasa el tiempo cada vez menos gente viene a ellos. Rosa es buena conmigo, aunque hay momentos en que la creó un poco retraída del mundo, dice que ya a su edad le vale todo, eso de ser inservible le causa depresión. Me hubiera gustado casarme con rosa, lo malo es que es mi tía, nunca le digo tía, es como extraño para mí. El día que me case con Claudia, rosa me llevo una biblia de piel, estaba muy entusiasmada, decía que ya era hora de que me casara por que ya estaba pasándome de la edad, me dijo que se le hacía increíble que alguien haya accedido a casarse conmigo, yo me enoje por el comentario tan desatinado pero pues, conozco a rosa y sé que es sincera. Ella siempre llega tarde a todo y no comprendo porque si no hace nada en su casa, hoy por ejemplo llego con 30 minutos de retraso a mi cumpleaños, sabe que es importante y aun así no llego temprano. Claudia dio una comida ligera, una ensalada y un guisado que a nadie le gusto, es mala cocinando, eso se lo achaco a sus manos tan duras y secas, también dio refresco y algo de vino; nunca he tomado, dicen que se siente bien pero a mí nunca me llamo la atención y eso fue porque mi madre decía que eso eran cosas del demonio y siempre me quede con ese espanto. Rosa piensa que mi mujer es una mala persona, yo no le creo, solo lo dice para molestar, Claudia es buena, la conocí en el DF mientras comía en un restaurant, se mostraba receptiva ante mis miradas, ella una vez me comento que se fijo en mi por mi forma tan inocente de ser, que eso fue lo que le atrajo de mi. Todo esto lo mencionamos hoy, mientras todos comían Claudia afanosa contaba anécdotas de nuestra relación mientras yo comía callado, la miraba y se le veía una sonrisa que solo percibía en público y que conmigo era de una forma diferente. Claudia tiene una mirada un tanto alta y de presencia indiscutible, en momentos parece ser un hombre, tiene un temperamento fuerte aunque en ocasiones es cariñosa. Rosa dice que es una marimacha, eso lo dice por celosa, como ella nunca se caso pues piensa que nadie tiene derecho a ser feliz.

Segundo día.

Rosa me llevo a la iglesia hoy porqué Claudia no está, fuimos después de pasar por un archivos de mi trabajo a casa de Julián, un buen amigo de la oficina que suele pronunciar mucho la palabra “chingao”, yo le he dicho que decir groserías es de mala educación y que corrompe el alma, pero solo se ríe y me dice – ay que mi pinche Juanito, tú y tus inocentadas - . En la iglesia el padre acosta nos hablo de Pedro, un apóstol que era de los más devotos de Jesús nuestro señor, decía que aunque el apóstol Pedro era un ferviente seguidor de Jesucristo fue tentado por las manos de Satanás y que traiciono a Jesús al negarlo tres veces, pero que Jesús nuestro señor a pesar de la falta lo perdono. El sermón me quedo muy grabado y pensé en rosa y le dije que observara la gran bondad de nuestro señor Jesucristo que a pesar de que ella es muy negativa Jesús la perdonaría, ella solo emitió una risita y me pego en la nuca suavemente.

Tercer día.

Hoy paso algo muy feo en mi casa, dos señores vinieron y me golpearon, dicen que mi actitud es blasfema y que no merezco pertenecer a la iglesia solo por el hecho de que ayer dije algunas cosas, esos señores son malos, no saben lo que dicen, me golpearon contra la pared de mi casa, me escupieron y me dijeron que si me volvía a asomar a la iglesia diciendo calumnias del padre me matarían. Rosa me levanto y me dijo – no sé si te haces o ya eres Juan -. Rosa me sacudió y me dio una buena sobada en la cara con alcohol, mientras me curaba me decía que era un pendejo, que no debí de haber dicho eso, yo le reclame y le dije que solo dije un comentario que hablaba del amor y esas cosas; rosa se mostraba enojada conmigo y me dijo casi con tono de regaño que el decir que el amor es bonito y más si se demuestra como el padre se lo demuestra a la hermana Eugenia con besos y abrazos no era precisamente correcto, me regaño y me dijo que eso no es malo si no que es estúpido. Yo pensaba que eso no era malo, un padre puede besar y abrazar, no le encuentro nada de malo. Claudia igual me regaño, mientras me gritaba traía un cigarro en mano, vestía muy destapada y estaba agitada, al parecer los mosquitos la picaron en el cuello por que lo traía todo rojo, estaba un poco alterada, porque me regaño como si le fuera necesario para estar más tranquila, se metió al cuarto después de una tiempo de regaños y después de una media hora mientras yo tomaba leche con rosa salió, traía consigo unas maletas y me dio un beso y me dijo – adiós Juan luego vengo no me tardo- yo le dije que sí y la bese de nuevo. Rosa al momento que Claudia se iba dijo gritando –puta de mierda-. Rosa es mi tía y al parecer siempre estará conmigo, Rosa dice que nunca me dejara, yo le creo, dice que primero se muere y luego me deja, pero me dijo casi después – no te preocupes Juan hasta cuando este muerta no te dejare de chingar- . Rosa se arrimo más a mí acariciando mi mano y le note la misma risa que hacia después de que salía de mi cuarto cuando Claudia no estaba. Creo que al final de cuentas si me casare con Rosa.

LAS CASAS DEL PUEBLO. (Borrador) José A. C.

La casa de Isabel

Isabel sabia que Dios no la perdonaría, sabía que el acto cometido era una mancha en su conducta, pensaba y no encontraba justificación alguna para poder quedar limpia del pecado. Se hallaba en su casa, una casa muy vieja que le había pertenecido a su tía hace casi ya 70 años, conservaba el toque porfiriano de principios de siglo, con muebles muy bien conservados y infinidad de miniaturas por toda la casa, miniaturas de todas la forma imaginadas, animales, personas, casas, santitos y uno que otra alebrije. La casa había sufrido ya el embate del terremoto que sufrió el pueblo de Isabel en los años 50’s, aquel en donde casi medio pueblo murió, la madre de Isabel había sido uno de ellas, solo le quedaba el padre y doña marcela su nana de siempre. A Isabel la casa le traía recuerdos muy buenos, las visitas del padre cuando se pretendía organizar una quermes en beneficio de la capilla, o las ya tan famosas comidas de san juditas, que siempre tenían lugar en su casa, esos momentos Isabel los recordaba con júbilo, pensaba muy seriamente en convertirse en monja, no sabía más que del amor hacia a dios, cuando veía las heridas de Jesucristo en la cruz le provocaba una ternura infinita, un amor que casi parecía maternal, que rayaba en lo bizarro por eso a nadie se lo contaba. Isabel no quería saber de novios o cosa alguna, aunque una vez el padre Simón le dijo con cierta malicia.

-Lastima de cuerpo mi niña-.

-Es herencia de mi madre, padre, ella era muy hermosa-. Le dijo Isabel al padre mientras comían un pastel de zanahoria en la cocina.

La nana marcela era la que cuidaba de Isabel, pero Isabel cuidaba de la casa, parecía más que una hija, una esposa para don Rafael, el padre de Isabel. Casi nunca estaba en la casa, solo los fines de semana se quedaba para ver como andaba todo, los demás días se los pasaba en la capital, era un hombre sin chiste, muy seco y de palabra forzada, hablaba poco pero sabia tratar a las personas cuando lo requería y además tenía un excelente ojo para los negocios.

Un día mientras caminaba Isabel para la capilla se encontró con Juventino, un joven que entregaba pan a todas las tiendas del pueblo en las mañanas, era de tarde y Juventino le pidió a Isabel que le dijera al padre que mañana le pagaría lo que le debía, Juventino sabia que Isabel era muy devota y por eso le pidió el favor. Isabel sintió algo raro al estar cerca de ese hombre, un aire de júbilo, de placer el cual nunca había sentido, después se sintió sucia y rezo en silencio por la calle, sentía como la cara se le calentaba, estaba roja y se asusto, pensó que se enfermaría, paso por la tienda de magdalena y compro agua, estaba roja y sudaba a chorros. Al llegar a la iglesia hablo con el padre de lo de Juventino.

-Condenado Juventino, le dije que le daba hasta hoy para que me pagara eso, pero bueno solo porque me cae bien ese chamaco lo perdonare-. Dijo el padre un poco enojado.

Isabel no dijo nada y solo rezo un poco más y se fue antes, no quería sentirse así y menos en la casa de dios. Al llegar a su casa se encerró en su cuarto, estaba muy agotada, pensó en dormir pero algo no la dejaba en paz y ese algo era Juventino. Era la primera vez que le pasaba esto, se quería morir, ella no era así, todo menos así, sabia de que todo el pueblo la rayaba de loca por su alta devoción, de amargada y de aburrida, pero eso lo toleraba, lo que no toleraría era que la imaginaran vulgar por andarse fijando en Juventino. Marcela toco la puerta y le pregunto a Isabel que si quería un tecito, Isabel solo dijo que no y le pidió que se retirara, marcela se preocupo pero no le dio tanta importancia. Esa noche soñó con Juventino, lo soñó en el atrio de la iglesia desnudo y exclamando unas palabras que ella no comprendía, el cuerpo moreno y bien marcado de Juventino hizo que Isabel lo deseara mas y se acerco hasta donde estaba Juventino, en eso el sueño termino y Isabel se vio mojada en sudor, esto ya le parecía demasiado y decidió terminarlo. Esa tarde Isabel le mando un recado con marcela a Juventino, Isabel siendo muy precavida amenazo a marcela con correrla si es que decía algo de esto, marcela asustada juro por su marido Fidel que nunca saldría de su boca tal verdad. Esa misma noche Juventino toco la puerta de la casa de Isabel, venia un poco nervioso y se percato de que nadie lo viera, Isabel abrió la puerta, lo metió rápidamente y ya en el pasillo le dijo.

-Si es que hablas de esto yo misma me encargo de que te corran de tu trabajo Juventino-. Le dijo muy seria y decidida.

-No se preocupe señorita, como cree que por hacerle semejante favor yo lo echara a perder divulgándolo, no pues no mi señorita.

El domingo siguiente Isabel llego como de costumbre a la iglesia temprano, se le veía jubilosa, alegre y con unas ganas de entregarse a dios como nunca. Trajo un ramo de flores para la virgen del calvario y se sentó inmediatamente, rezo lo acostumbrado, vio al padre y lo saludo. Terminada la misa Isabel prometió volver a misa de 6 nuevamente, para seguir con su devoción, el padre la despidió. Al llegar a su casa se voy con unos antojos tremendos de comer unas fresas con crema, salió a comprarlas en la tienda de magdalena, compro crema, fresas y azúcar, lo que no compro fue pan, no había en la tienda.

LA CASA DE BENJAMIN

Nunca supe en realidad como era benjamín, lo conocí en el verano del 95, veníamos de una ronda de copas en la “mentadita” con Julián, me lo tope mientras caminaba por mi calle, ya lo había visto antes pero me pareció sin chiste, un ser triste y con más ganas de morir que de seguir en este mundo. Le hable porque quería saber a qué hora era ya que marta llegaría en a las 6 para hablar con ella.

-Oye perdón tienes la hora-. Le pregunte.

-Emm, emm, lasg cincog cong cincog-. Me dijo forzando la voz.

Al decirnos la hora nos sorprendió puesto que saco un despertador de el bolso de un saco verde que portaba, me dio un poco de risa pero me contuve porque pensaba que era un retrasado. Después de aquel encuentro algo me paso que me pareció que tenía que hablarle más a benjamín y así lo hice. Me entere que era muy rico, que toda su familia, los Hernández, era gente de política y que ganaba en demasía, el vivía a expensas de su hermano, un tal Gerardo, su casa quedaba a tres cuadras de la mía pero nunca pensé que ese fuera su domicilio ya que siempre se le veía un poco desarreglado y además era un hombrecillo muy chaparro y de mala finta, la cara como quemada y deformada, seguramente por alguna enfermedad. Benjamín se hizo amigo de mi y de Julián, siempre estábamos platicando o más bien viboreando a la gente afuera de mi casa en la banqueta, benjamín era un caso especial, ya que sabia con detalle las buenas nuevas de toda la colonia, aunque le costaba hablar después de un tiempo nos acostumbramos a su ritmo de voz, siempre bien informados nos concentrábamos en nombres y vidas de los de la colonia. Sabíamos con lujo de detalle lo que le sucedía a rosita, la vecina bonita, a rosario, a Gertrudis, ninguna se nos escapaba, pronto nos apodaron “las brujas” ya que solo salíamos de noche y a pesar de que no sabíamos volar si teníamos una visión muy amplia de la colonia. Benjamín un día nos confeso que a sus 45 aun era virgen, yo y Julián nos sentimos mal por él, era una lástima que un hombre tan triste y sin perspectiva de mas futuro sentimental, se haya perdido de semejante placer, entonces yo y Julián no dimos a la tarea de llevarlo a “las canarias”, centro de mala muerte pero que era muy efectivo con eso de las clases a los primerizos. Benjamín esta retinente a ir, no sabíamos sus motivos, tal vez por miedo o algo que en su tradición católica no lo dejaba avanzar y ser feliz, Julián se enojo de sobremanera y le dijo que estaba bien que no lo obligarían que haya él, pero que era un pendejo; Benjamín se quedo pensativo y dijo.

-oraleg, perog, solog ung, ratog-.

Esa noche brillamos por lo inmorales, pedimos dos pollitas y cada una hacienda su trabajo con esfuerzo y tremenda felicidad, Benjamín se miraba serio y con miedo, pero después de unas copas se animo a darle el primero beso a cristina, la morena que lo acompañaba sentada en su rodilla.

-Está bien feíto pero te sobra amor verdad cosita-. Le dijo cristina mientras se embutía una copa de brandy barato.

Al terminar de divertirnos el saldo era favorecedor, habíamos tomado hasta vomitar y benjamín había tenido su primera noche de pasión con cristina que con buena maestra, le enseño los menesteres del amor.

Al siguiente día benjamín no se apareció por nuestra calle, dicen que estaba enfermo, pensé en visitarlo pero preferí ir un día después ya que pensaba que en su casa no me recibirían con muy buenos ojos. Paso una semana y nunca fui, solo me entere que benjamín seguía muy grave, que tal vez moriría, yo me quede pasmado ante aquella noticia pero no perdí el sentido y fui a verlo rápidamente, al llegar a su casa una caravana de personas se encontraba en la sala, era una sala grande y de un toque antiguo, todos con cara estirada apenas se molestaron en saludarme, le pedí a su hermano que me dejara entrar y me dijo.

-Si anda desde hace varios días pregunta por ti-.

Me sentía mal por haberle provocado eso a benjamín, ya que me contaban su cuerpo era muy delicado pero lo que me sorprendió es que dicen que él sabía que no podía tomar alcohol. Al entrar a su cuarto benjamín estaba muy mal, se le veía pálido y con la boca abierta y muy seca, parecía un muerto ya. Me acerque y me sonrió y lo único que me alcanzo a decir fue, -gracias-. Esa noche fue la última en que vi a Benjamín.


Las deudas. José A. C.

3 de marzo.

En este momento no me puedo ir a tomar un café a Sanborns, no puedo comprarme mis cigarros y menos en pensar ir a comer con Silvia, es fastidioso no tener dinero, la maldita moral se me viene abajo y lo peor es que no me gusta trabajar. En cuanto pueda iré a pedirle un préstamo a lalo, el sabe de mi desgracia y de seguro se apiadara de mi, el es muy bueno, es un excelente amigo, casi un hermano. Ayer vino el señor Benítez, dice que le urge su dinero, yo como buen pagador le dije que la otra semana sin falta recibiría su dinero, que no se preocupara que solo era cuestión de que la editorial me pagara lo que me debía, Benítez es un maldito hijo de puta, es un viejo amargado que tiene dinero a más no poder y aun así no me perdona el muy desgraciado que le deba 4 mil pesos desde hace dos meses, es un maldito tacaño, lo odio, no quiero pagarle y no es que no tenga si no que más bien me gustaría que poco a poco con estos míseros 4 mil pesos se le pudra el alma más de lo que ya la tiene. También la otra semana vino verónica, esa mujercita, ¿Qué haría sin ella?, es un pan de Dios. Un día mientras retozábamos le pedí 3 mil pesos con la escusa de que tenía que pagar algunas cosas que mi vida como escritor requería, ella como siempre de buena gente me los presto; es una dama, la clase le sale por los poros, toda una señorita de sociedad, guarda discretamente nuestra relación, yo le he prometido casarme con ella, solo le pido tiempo, quiero que tenga un patrimonio, tal vez al paso que voy a los 60 años me case con ella. En total debo como 30 mil pesos, es poco dinero pienso yo, creo que en 2 meses salgo de mis deudas, Joaquín ya me prometió que me recomendara con alguna editorial importante, confió en el, es todo un empresario y creo que con su ayuda saldré a delante.

7 de marzo.

¡A la mierda con este país, no saben reconocer el talento! Joaquín dice que mi novela es escasa en estilo, es una copia de las novelas de Milan Kundera, ¿Qué sabe ese cabron de literatura?, que se vaya a la chingada con todo y su buen gusto. Mañana mismo me voy a España, haya sí que saben de estos menesteres, ¿de dónde vino el boom? De España, si no fuera por esa mujer. Es posible que me vaya con verónica, es la única que me entiende y además necesito dinero, ojala y acepte, no me gustaría llevarme un desaire. Mañana mismo voy por ella, yo sé convencerla, es una gatita, no tiene voluntad, es una mujer hueca pero muy tierna, hasta siento que ya la amo. Ese Joaquín me las pagara, cuando venga con todas las palmas me las pagara, se revolcara en el piso del coraje el muy perro, me pedirá perdón y hasta me hará una cena en la pinche casa de rosario, ya parece que ese pendejo me va a tachar de copión.

9 de Marzo.

Se complican las cosas, verónica no quiere irse conmigo, dice que es una bobada, que piense muy bien lo que quiero, al parecer esta igual de pendeja que su padre, tendré que ir mañana, creo que ya se como convencerla y si no quiere pues que se quede sola, no pienso rogarle más.

12 de Marzo.

Mi madre era muy buena adivina, un día me dijo – ¡Raúl eres un hijo de la chingada y lo seguirás siendo toda tu vida, vete de mi casa!-. Mi madre nunca se equivocaba. Ayer mientras empacaba mis cosas junto con verónica sucedió algo muy lógico, era de esperarse que esto sucediera, ya estaba preparado. Mire por la ventana ya que tocaban, era Benítez, venia con dos monos a su espalda, portaba armas y cigarros en boca, Benítez se veía enojado, me dio miedo de repente pero por eso no abrí la puerta, sin embargo el maldito viejo sabia que me encontraba en la casa, me gritaba leperada y media pero ni así salí, espera solo la hora de la verdad, así que le dije a verónica que saliera por la parte de atrás de la casa, era un poco peligroso ya que la barda estaba muy alta, pero era preferible eso a que me mataran, ¡tanto por unos pinches 4 mil pesos!. Salimos rápidamente con todo y maletas pero ya era muy tarde, Benítez tenía todo planeado y había instalado a otros dos monos más en la parte de atrás, estaba perdido, en eso fue cuando oí como es que tumbaban la puerta, en eso Benítez grito con encono –¡sal hijo de tu mal parida madre y devuélveme a mi hija-.

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